¿Para quién es la Quiropráctica? ¡Para todos! Cuando los pacientes de la consulta ven cómo ajustamos a embarazadas, bebés, o niños se sorprenden. Hacen preguntas como: “¿tan pequeños ya lo necesitan?” o “¿si no les duele nada, por qué se ajustan?”.
Debido a la educación sintomática que recibimos, la gran mayoría hacemos este tipo de asociaciones, “si me duele me trato, si no me duele no hace falta”. Pero en la Quiropráctica se plantea este tema de una forma totalmente diferente. Estamos a favor de un cuidado preventivo y de la mejora y mantenimiento constante de nuestra salud. Como bien dijo B.J. Palmer (hijo del creador de la Quiropráctica) “es más fácil mantenerse sano que curar la enfermedad”.
Tanto la INFANCIA como el EMBARAZO son etapas donde el cuerpo sufre muchos cambios importantes tanto físicos como químicos y cuanto más fuerte y equilibrado este, mayor capacidad para adaptarse a todas estas variaciones.
Los cambios hormonales y físicos que sufre el cuerpo de la mujer durante el embarazo tienen dos objetivos fundamentales: en primer lugar, crear espacio al bebé para que se nutra, crezca, se desarrolle bien y en equilibrio dentro de su vientre. En segundo lugar, prepararse para el parto con la producción de hormonas como la relaxina, progesterona, estrógenos… Es por este motivo y gracias a estas hormonas, que durante el embarazo los ligamentos que sostienen las articulaciones adquieren mayor elasticidad, originando movimientos más flexibles. A esto último, si le sumamos la ganancia de peso a lo largo de la gestación, comprenderemos que a corto o medio plazo, la columna y la pelvis de todas las mujeres embarazadas se desequilibran.
Un desequilibrio pélvico puede provocar la torsión del útero y, a su vez, mayor presión en la cabeza del bebé. Como consecuencia, el bebé puede presentar asimetría craneal al nacer y mayor dificultad en su expulsión, entre otras afectaciones.
Un desequilibrio postural y de columna vertebral es sinónimo de que ya existen subluxaciones vertebrales (pinzamientos en los nervios espinales) en la embarazada. El síndrome de subluxación vertebral puede ocasionar muchos y variados síntomas: disfunciones orgánicas para la mamá y el bebé, contracciones musculares, dolores de espalda, lumbalgias, ciáticas, irritabilidad, digestiones pesadas, mal dormir, dolores de cabeza, cólicos, infecciones de oído, hiperactividad…
En estos casos, el cuidado quiropráctico se encarga de colocar bien la pelvis, alinear la columna vertebral y corregir la postura, para evitar las subluxaciones y ayudar a mantener el buen funcionamiento de todo el organismo (tanto de la madre como del bebé). Estadísticamente está demostrado que un buen equilibrio pélvico ayuda a acortar el tiempo del expulsivo y puede prevenir evitando el parto por cesárea.⠀
En el caso de los bebés, debido a la mala posición en el útero de la madre o por el proceso del parto (dependiendo del tipo de intervención que se lleve a cabo) puede aparecer su primera subluxación que irrite su sistema nervioso.
Un estudio de Gutmann examinó a más de 1.000 niños y concluyó que aproximadamente el 80% de todos los recién nacidos tenía alguna forma de disfunción nerviosa. Comentó que muchos de los problemas de salud pueden surgir de la subluxación de la primera vértebra del cuello. Observó cómo con la ligera presión con el dedo índice (ajuste) el cuadro clínico se normalizaba.
Aparte del parto, hay que añadir que también en el periodo infantil y adolescente los niños pueden sufrir subluxaciones ocasionadas por cualquier tipo de trauma:
Físico: el proceso de aprendizaje a caminar, por caídas montando en bici, patinete, malas posturas, mochilas pesadas, y no nos olvidemos del “mal actual” los móviles, tablets y juegos de ordenador, en los cuales pasan varias horas y no en buena postura precisamente.
Químico: mala alimentación, dulces, refrescos y en la adolescencia, que cada vez es más temprana, empieza la ingesta de alcohol y tabaco.
Emocional: los estudios, las regañinas de papá y mamá que generan estrés emocional, la exigencia de los maestros en la escuela, no encajo con los compañeros del colegio, bullying, no aguanto a mi hermano/a…
La infancia es el momento idóneo para poder corregir subluxaciones vertebrales de forma sencilla y en poco tiempo. Además, previene posibles sintomatologías o problemas futuros en la edad adulta.
Centro Quiropráctico El Árbol de la Vida
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