Por Faustina Hanglin para Espai TCI Ibiza. Collage por @xabatini.
Montse Coll, docente con más de veinte años de experiencia profesional, además de ser terapeuta Gestalt y TCI, es médico y ha madurado en el programa SAT de Claudio Naranjo. Tras experimentar su propuesta formativa en torno al amor y las relaciones, en el marco de la Formación en Terapia Corporal Integrativa de Espai TCI, primero tiemblo como un flan y luego estallo en carcajadas. Acabo de darme cuenta de que más allá de mi necesidad de ser amada, está mi necesidad de amar.
Montse me mira desde una distancia sobria, su seriedad endulzada por una sonrisa cálida, mientras responde a mis preguntas. Abro los ojos frente a su explicación: “el cambio pasa por dejar de ser un corazón carente y empezar a ser un corazón dador. Ahí está el quiebre en el proceso”, afirma y luego precisa “para que esto suceda tiene que darse un vínculo real, que permita tomar lo que se necesita y entrar en el agradecimiento, que es el gran reparador e implica poder ver al otro”.
Danzo rodeada de muchos otros, inmersa en esta versión especialmente musical de un trabajo sobre los tres centros que le fue transmitido por Claudio. Desbloqueamos el centro instintivo, el emocional y el mental pasando por ejercicios de apertura corporal que nos sumergen en un cauce vivencial. El resultado es conmovedor y nos revela como negativos bañados en los líquidos de un artífice experto.
Montse sigue desentrañando el misterio del amor “Si asumimos que el carácter es un patrón de amor neurótico, hay que observar cómo interrumpimos nuestra experiencia amorosa, ver cual es nuestro estilo a la hora de boicotearnos. A veces no me lo permito o no me lo dejo sentir. Otras veces me mantengo en la queja, el aislamiento o la falta de contacto. Lo inflo, lo maquillo, lo travisto… o lo convierto en un deber, una obligación. Hay tantas formas de falsear el amor como pacientes neuróticos”, sonríe.
Entiendo que se trata de discernir la calidad de la vivencia amorosa, especialmente cuando las situaciones infelices se repiten. Montse me indica la dirección a seguir “al ver cómo estamos amando desde cada centro, podremos detectar el falso amor. Es probable que esto nos devuelva a la herida primigenia, a daños vinculares inconscientes. Y desde luego, nos llevará al carácter” finaliza, rotunda “es decir, a aquello que se interpone entre el ser y la capacidad de amar”.
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