Sucede muy a menudo que hay personas con las que todo es fácil, habitualmente uno no se para a pensar en ello. Es veloz. Me siento cómoda con esta persona.
A veces es lo contrario, me siento extraña con esta persona, poco cómoda. Con las primeras da lo mismo que te ayuden con una gestión burocrática o que te vayas de viaje. Aportan algo donde sea que están, es una sensación de estar a salvo y uno puede relajarse y fluir.
Con las segundas la cosa siempre pasa por el forcejeo y a veces ni siquiera eso basta para llegar a buen fin. Ni te digo lo que puede ser ir de viaje. Todo es un obstáculo, a veces todo el tiempo, otras veces como tener cerca una bomba de relojería y no saber cuándo puede cumplir su función de explotar, de lo de relajarse y fluir ya ni hablemos. No es viable.
De todo esto he aprendido mucho a lo largo del tiempo, sabemos que no hay nada como la experiencia propia. Probé muchas formas de gestionarlo y comprendí algo. A pesar de que partía de la confusión interna, me fui aclarando experiencia tras experiencia.
Probablemente no sea la única en haber llegado a esa comprensión, aunque muchas veces en las sesiones este tema sale a flote y me sentí inspirada a compartirlo ahora que vamos a reiniciar los contactos en vivo y en directo, una vez levantado el estado de alarma.
No voy a esperar al final del artículo para contártelo, así que aquí va; se trata de algo muy simple, me siento cómoda con las personas que se sienten cómodas consigo mismas y se mueven consigo mismas o lo que es lo mismo, no se oponen a sí mismas. Están de su lado. Se les nota. No te engaño. Algunas hay y a mi alrededor muchas.
Cuando siento incomodidad se debe a que me encuentro con la incomodidad que tiene alguien consigo mismo, alguien que no va consigo mismo y se opone a sí mismo. No están de su lado. También se les nota.
De estas hay más. Cerca de mí casi no hay y si las hay, no las noto demasiado. A veces puedo ser yo misma, la que está incomoda consigo misma. Ojo.
En la auto observación me di cuenta de la forma en la que yo doy espacio a la incomodidad, la siento, si le doy un sí y la observo, eso tiene efectos en la otra persona. Así es como se puede dar el encuentro. Si me puedo unir a la incomodidad sintiéndola y la dejo moverse en mí obtengo muchísima información, a gran velocidad y cómo gestiono la mía, gestiono la de otro.
Hay que estar disponible para dejar que se mueva a través de uno y, observando dejar que la verdad que estaba detrás de ella se revele, atenderla y poder actuar desde ella.
La clave siempre está en uno mismo. Hay preguntas que ayudan a descubrirnos:
• ¿Experimento comodidad en mi interior?
• ¿Puedo seguir experimentando comodidad aunque me contacte la incomodidad de otro?
• ¿Mi comodidad depende de si otros se sienten cómodos?
• ¿Aprovecho la incomodidad para conocerme mejor?
• ¿Sé gestionarla hasta que se despeja?
• ¿La detecto antes de que se dé?
Parece complejo y sin embargo no lo es. Es sencillo, las preguntas se responden con un sí o con un no y ofrecen todo un campo de observación interno.
Si no encuentras las respuestas podría ser que la incomodidad haya sido negada por mucho tiempo, tanto que no se puede reconocer, a no ser que desde afuera, algo o alguien la movilice en nosotros. También esa es una etapa del recorrido evolutivo hacía la autonomía de nuestra voluntad y su soberanía.
Desde donde veo yo, es esencial hacerse estas preguntas, dado que todo es relación. Vivimos en la interacción constante con todos y con todo. Evidentemente esa es la fuente de los movimientos que se dan en nosotros, de los diferentes oleajes o incluso tsunamis emocionales.
Lo que está detrás es el encuentro, caer en la cuenta de si estoy en constante oposición conmigo o si voy de mi lado. En definitiva, ¿estoy reunido conmigo?, ¿están mi sentir y mi razón reunidos?
Si la respuesta es SÍ, encontrarás poca incomodidad ante la incomodidad de los demás y sabrás llevarte a donde quieras ir, que puede incluso que sea a otro lugar.
Si la respuesta es NO, definitivamente encontrarás muchos que están incómodos consigo mismos y forcejearás sin saber que sucede. Da igual si es Sí o si es No, lo que importa es que es imposible no verse cuando vivimos en relación constante. Si quiero el encuentro he de navegar los oleajes de la incomodidad. Se puede.
Os deseo un feliz verano y por qué no, encuentros conscientes con vosotros, con todos.
Rocío Palacios
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