Entrevistamos a Raúl Andreu Chaussinand, Psicoterapeuta corporal y emocional

¿Puedes darnos unas pinceladas generales sobre ti para conocerte un poquito mejor?

Decirte de dónde vengo no será fácil habiendo tenido una familia tan… ¿nómada? Nacido en Cartagena, ciudad de mar, pasando por los Alpes franceses al estilo Heidi, una pubertad parisina y un sin parar en Catalunya, doy las gracias por aprender el desapego y el miedo a los cambios, aunque reconozco que hubo días de añorar unas raíces claras y concretas. ¡Pero a día de hoy fantaseo con un mundo sin fronteras ni banderas!

¿Cómo y por qué acabaste en la Isla?

Estos últimos años vivía en el Montseny, perdido por la montaña entre los bosques, con necesidad de estar hacia dentro y con una vida algo ermitaña, hasta que hace dos veranos sentí la necesidad de expansión y movimiento en vida, y por su propio peso apareció Ibiza, ya que era una isla ya conocida para mí años atrás donde establecí vínculos personales y laborales, así que vendí todo lo que tenía y me vine con mi Seat Ibiza. ¿Sería otra señal?

Has realizado tus estudios de MTC, Craneosacral, Psicoterapia Corporal y Emocional… ¿Siempre supiste que querías dedicarte a ayudar a las personas?

De pequeño estaba convencido de que quería ser veterinario y ayudar a los animales, pero llegó la crisis de la adolescencia donde me perdí para poder, a los 20 años, encontrarme y descubrir parte de mi camino, y me di cuenta de que en mi fantasía de ayudar a los demás, primero tenía que ayudarme y cuidarme yo con ayuda de otros. Y desde entonces siempre supe que este era mi camino; aunque por momentos cambié el paisaje, el sendero es el mismo.

¿Qué tipo de terapias ofreces?

Pues aquí en la Isla principalmente me dedico a la Psicoterapia Corporal y Emocional, aunque en Barcelona sigo trabajando con la Medicina China, entre otras metodologías.

¿Qué diferencia hay entre Terapia Corporal y Terapia Emocional?

Realmente no mucha, ya que las dos llegan al mismo lugar pero por distintos caminos. Con la Terapia Corporal podemos llegar a las heridas o patrones de carácter a través de ejercicios corporales y algunas técnicas manuales para ayudar a la persona a entrar en contacto con sus emociones reprimidas, heridas emocionales y miedos, y también a tomar conciencia de cómo se relaciona en su vida con su entorno. En la Terapia Emocional llegamos al mismo lugar con la diferencia de que se trabaja a través de dinámicas vivenciales donde hay una mayor toma de conciencia sobre la historia emocional de cada uno, pudiendo así trabajar nuestras creencias, sombras, máscaras, miedos… y considero que la combinación de estos dos caminos ayuda a profundizar más en la raíz del problema donde a veces uno solo de ellos no consigue llegar.

¿Qué se encuentra la persona que va a una sesión contigo?

Pues simplemente se encontrará con una persona y un espacio donde poder crear un vínculo de confianza y escucha, donde el cliente pueda sentirse sostenido y seguro para emprender su proceso terapéutico o emocional y así poder acompañarle en los momentos en que se siente perdido.

¿Cuáles son los motivos más frecuentes por los que los pacientes van a tu consulta?

Los motivos reales casi nunca son los que presentan en el primer día de terapia. Suelen venir por conflictos relacionales con su mundo laboral, familiar, de pareja o no pocas veces por sentir un vacío interior o existencial, donde sienten que la vida que sostienen no les llena. Y otros vienen con una idea muy clara de qué trabajar, ya que han tomado conciencia previamente de su herida emocional de la infancia o de alguna dura vivencia, pero no consiguen soltarla o sanarla, y ahí es cuando piden la ayuda.

Aparte de terapia, también ofreces talleres…

Sí, a lo largo de mi recorrido como docente pasé por dar clases de Medicina Tradicional China, creé una pequeña escuela de formación en sanación y trabajo de voz y sonido, diversos talleres de desarrollo personal y terapias de grupo para trabajar el niño interior, las máscaras, la sexualidad… y actualmente colaboro como tutor en la escuela TCI Ibiza, al mismo tiempo que decidí impulsar en la Isla un «Círculo de Hombres». Pues para resumirlo mucho mucho, consiste en encuentros entre hombres donde poder explorar y trabajar todo el peso de nuestra educación, nuestro patriarcado, nuestras heridas y creencias que han dejado huella profundamente en cada hombre, limitándonos como personas en nuestros propios proyectos de vida y relaciones. Todo ello a través de trabajos terapéuticos y vivenciales de grupo.

¿Cualquier hombre puede asistir a estos talleres?

Sí, claro, está abierto a cualquier hombre que sienta la necesidad de compartir y trabajarse, no hace falta ningún trabajo previo, solo queremos personas con el deseo de poner un poco más de conciencia en ellos mismos y así ayudar a que este patriarcado tan abusivo y esta masculinidad mal entendida dejen de pesar tanto y nos ayuden a vivir un poco más libres…

¿Tu mayor virtud y tu mayor defecto?

Qué difícil… Pues uno de mis defectos es mi control y rigidez que por momentos no me  permiten fluir como me gustaría. ¿Virtud? La escucha y la empatía desde la mirada y el sentir

Muchas gracias, Raúl, por este ratito compartido, por las risas que nos hemos echado y por la honestidad que me demuestras siempre.

Gracias a ti, Helena, por tu entrega a Aarti, un proyecto que creo que ayuda a transportar un poco más de conciencia a las casas y familias ibicencas, y encantado estoy de formar parte de ello.

 

* Extracto entrevista publicada en AARTI #53 (Marzo 2016)

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