El 2019 según explican los astrólogos va a ser un año de mucho crecimiento, aprendizaje, liberación y expansión. Un año en el que sanar profundas heridas, romper con viejas estructuras mentales preestablecidas y tomar decisiones y acciones conscientes, creando una “nueva era.” Este año nos iremos liberando en gran grado de nuestro personaje para conectar con nuestra verdadera esencia, descubrir quiénes somos y reconocer lo que podemos llegar a ser. …
Pues bien, para mí el comienzo del año ha sido exactamente como lo han descrito (y su explicación se refería al año completo, es decir, que aún me quedan diez meses por delante).
Mi 2019 empezó con una gran purga que, “sin querer”, yo misma pedí en una meditación: “Expulso en forma de humo negro mi pasado y me desprendo de las capas más pesadas de mi personaje.” Y como dice la Biblia: “Pedid y se os dará”; así que a las dos horas de acabar la meditación caí enferma durante dos semanas, “expulsando todo” en forma de virus. Pero mientras estaba vomitando todo el día, curiosamente estaba contenta porque “sentía” que estaba deshaciéndome de mi pasado y de mi personaje. Y es que los que estamos metidos en este mundo de las terapias alternativas, crecimiento personal, camino interior… somos así de “raritos”… Creemos en una conexión con el “Todo”, que como es adentro es afuera, que nosotros no somos solo este cuerpo físico, el Ser que mora en nuestro interior es nuestra sabiduría, que el Karma es una ley más del Universo, que vivimos en un mundo ilusorio, que nadie tiene el poder de hacernos daño si nosotros no le damos “permiso”, que existe un vórtice donde todo lo que deseamos ya nos ha sido dado, que todos actuamos como espejos, unos de otros, para trabajar lo que tenemos pendiente y así poder avanzar como se res humanos en esta vida terrenal, y otras tantas muchas cosas… como decía, así de “especialitos” somos.
Fuera de bromas, en estos dos meses que llevamos de este potente 2019, en mi caso, empezó como os he dicho con una purga potente pero, poco a poco, se ha transformado en un momento mágico, donde han empezado a encajar las piezas más difíciles del puzle, esas que tenía apartadas desde hacía tiempo, sabiendo que eran importantes pero no era capaz de encontrar su lugar.
La alquimia de la Vida se está manifestando y yo estoy como mera observadora sorprendiéndome y dejándome guiar por su sabiduría. Me encanta sentir esos momentos en los que repentinamente, todo empieza a cobrar sentido. De pronto, comienzan a dibujarse múltiples líneas imaginarias que unen hechos que ocurrieron en el pasado con acontecimientos que están teniendo lugar en el presente. Es en este momento, cuando se rebela el mensaje escondido y soy capaz de leerlo. Cobra sentido en mí el por qué no sucedió aquello y porque sucede ahora… Cada línea se une perfectamente con la otra, trazando entre todas, una geometría sagrada que da vida a un hermoso mandala. Aquellos sentimientos internos que no acababan de definirse, han surgido con fuerza y claridad en este enero, convirtiéndose en el motivo de elegir un sendero por el que empiezo a caminar este año.
Siento paz y calma al ver que todo lo pendiente del 2018 se va acomodando de forma natural y fácil. Comprendo que la vida tiene unos tiempos y que hay un plan “divino” que sabe: cuándo, cómo, dónde y con quién; y a veces, no es precisamente como nos gustaría a nosotros pero es perfecto tal cual es. Como dice la frase: “Todo sucede por alguna razón, y por alguna razón no sucede”.
Siento que el Universo me escucha, me complace y me sostiene, pero yo también tengo mi “trabajo” a hacer: confiar en la vida, creer en mí, ser “valiente y honesta de corazón”, apostar por mis sueños, estar en coherencia con lo que siento-digo y hago y, especialmente importante, no dejarme atrapar por mis miedos e inseguridades.
Hay que aprender a desplegar nuestras alas sabiendo que somos mucho más de lo que nunca podríamos imaginar. La vida que soñamos está a un paso de nosotr@s esperando ser vivida. Así que como han dicho los astrólogos: este 2019 es el año para conectar con nuestra verdadera esencia, descubrir quiénes somos y reconocer el potencial de lo que podemos llegar a ser.
Helena Cuerva
Febrero de 2019