Responder, no reaccionar – Helena Cuerva

Este mes quiero compartir con vosotrxs, una gran enseñanza que llegó a mi vida tras experimentar una circunstancia “desafortunada”:

RESPONDER, NO REACCIONAR, ese fue el aprendizaje que me trajo la situación que experimenté. Ahora cuando lo escribo, veo y siento en mí la enorme diferencia que existe entre estas palabras.

meditacion, reaccion, solucion, crecimeintopersonal, espiritualidad,A lo mejor a algunxs os parece un hecho muy simple, incluso a estas alturas obvio; a lo mejor ya lo tenéis más que integrado e incluso es algo que domináis, pero yo, sinceramente, sí os puedo decir que no reacciono en la mayoría de ocasiones con enfado, rabia, llanto… acepto la vida tal y como es y vivo abierta a lo que ella me presenta, me guste más o menos, pero lo acepto sacando el lado positivo y aprendizaje que me trae, y siempre agradecida continuo entregada al plan divino que hay para mí; sabiendo y confiando que lo que sucede es lo mejor que podía sucederme. En todo hay una razón oculta que no sabemos, para un bien superior y colectivo a nuestra propia persona. Así es como respondo, la mayoría de veces, a lo que me sucede en mí día a día… Para algo tiene que servir la meditación, los años de terapia, que mi profesión/pasión esté vinculada totalmente al mundo terapéutico y la salud, que como la mayoría de mis amig@s son terapeutas en vez de tomar un té hacemos una “te-terapia”… con todo esto sería casi imposible que no hubiera sanado ni aprendido nada.

Pero a veces, en situaciones “bastante malas” (por ponerle una etiqueta para que nos entendamos), en esos momentos la mente gana y coge el control… y aquí viene la lección.

El mes pasado, como muchos de vosotrxs ya sabréis, me quemaron el coche. Como os imaginaréis mi primera reacción al llegar al coche y verlo quemado fue quedarme en shock. No me creía lo que estaba viendo, miré la matrícula (que se veía) para asegurarme que era el mío, di una vuelta al coche y volví a mirar la matrícula. Mi mente me decía: no puede ser verdad lo que estoy viendo, no entiendo nada. Después comencé a llorar desesperada e incrédula, aún, por qué no me creía lo sucedido.

Pero en aquellos momentos ya noté un cambio, estaba llorando y desesperada, pero lo que me venía a la mente no era “cabrones”, “¿quién habrá sido?”… ¡no!, el pensamiento era ¿por qué está quemado mi coche? ¿Qué pasa en mi vida, en mí que he creado esta situación? Y esto es lo que me provocaba coraje, que no entendía por qué lo sucedido. Hace tiempo que estoy viviendo una época muy serena y amorosa conmigo misma y con mi vida. Está el tema de la casa, la revista… pero yo me siento en Paz, en equilibrio interno.

A los minutos, mi mente se hizo dueña de la situación y entonces entré en el drama, además, de forma potente: ¿ahora qué hago yo? ¡No tengo dinero para comprar un coche!, necesito el coche para trabajar, ¿Cómo alquilo un coche si no puedo permitirme gastarme ahora dinero?, ¿Por qué mi coche? ¿Por qué la gente hace daño gratuito? “estoy cansada de Ibiza, es muy duro vivir aquí”, “solo hago que trabajar y ¿para qué?”, “sé que lo importante es que yo estoy bien pero mierda me han quemado el coche”…

El mensaje oculto lo veía: Helena llevas meses arreglando el coche, sino es una cosa es otra, necesitas hace mucho tiempo un coche nuevo, te lo mereces. Confía en que te vendrá el dinero para tu coche nuevo, para ir segura y cómoda, además será un coche en el que puedas subir a los perros que están esperándote… Tu vida, Tú, está entrando en otro nivel, ya no tienes que sobrevivir, aquella época ya fue, ahora toca otra cosa.

Pero mi mente era más fuerte al mensaje. Toda mi energía estaba en el disgusto – una reacción automática de mi mente. Además, como cada vez los pensamientos eran más negativos, mi cuerpo emocional lo sentía peor. Un derroche de energía brutal gastado en la queja, la rabia, la pena, el culpabilizar a otros… por qué, por no Respirar y estar Presente, por Reaccionar en vez de Responder a la situación.

Por la noche, después de la denuncia en comisaría grabé un vídeo en Instagram para ver si alguien sabía algo de lo sucedido, si podía averiguar quién había sido, o simplemente porque necesitaba expulsar la carga de mis emociones negativas fuera de mí.

Después de publicar los vídeos, respiré y medité unos minutos como me enseñaron en el retiro que hice unas semanas atrás, entré en coherencia cardíaca…. y ¡pufff! todo el malestar desapareció. Solo el latido de mi corazón tenía presencia en ese momento. Yo en coherencia sintiéndome “canal de vida”.

Volví a mirar los vídeos y pensé: ¡“woooow” como me he dejado llevar por la película! Los fui a borrar porque ya no tenía sentido para mí esos vídeos, ni el verme en ese estado; pero pensé que sería más auténtico grabar un vídeo nuevo explicando lo que había sucedido. Y así hice. Grabé otro vídeo donde salía serena, diciendo que todo estaba bien, que tenía su sentido y era bueno para mí. (Parecía “bipolar” o algo así, porque veías un vídeo y a continuación el otro y eran muy opuestos).

Al recordar y sentir toda la situación vivida llegué al aprendizaje de este proceso (es mi caso particular):

1.- Respirar y alejarme un poco de la situación (en forma figurada), cambiar la visión de lo sucedido, no como ataque o injusto, sino como que se me está poniendo a prueba. Reconocer que el acontecimiento que está teniendo lugar es simplemente “un mensajero”.

2.- No dejarme llevar por mi mente ni alimentar el drama. Una vez adopto el papel de víctima, es difícil salir de ahí. Así me vuelvo esclava de unas circunstancias que están, aparentemente, más allá de mi control. Entonces ignoro mi Poder, mi Presencia. No percibirme como víctima sino como persona resolutiva.

3.- Dar el espacio para llorar, para la rabia, el enfado… no reprimir ninguna emoción, pero “sacarla” de forma controlada.

4.- Interiorizar la experiencia, lo que está sucediendo, lo que estás sintiendo… y observar que se mueve. Tomarme un tiempo para respirar, meditar y entrar en coherencia cardíaca. Este momento es el que me va a traer “los regalos”, el “descubrimiento del mensaje oculto”.

Estos pasos son los que aprendí tras esta situación, vivenciar todo el proceso para mí fue muy importante:

RESPONDER, NO REACCIONAR ante las situaciones-“pruebas” que nos pone la vida. Desde este punto puedes ver con más claridad porque estás en ti, te vuelves más resolutivx y al no estar enganchadx en el drama reduces la carga negativa de tu cuerpo emocional, físico y mental. Permites que la vida suceda sin lucha.

Helena Cuerva
Junio de 2019

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