Desde Revista AARTI queremos hacernos eco de esta bella historia. Una gran noticia para la cultura y tradición de la isla de Ibiza.
¡Hola Lina! Joan Escandell Escandell, tu padre, a sus 79 años te cedió el año pasado el testigo del molino maquilero de la familia. Eres entonces la tercera generación en hacerse cargo del molino. ¿Cómo te sientes al respecto?
Es cumplir un sueño que tenía. Desde pequeña siempre estaba en el molino con mi abuelo. Iban pasando los años y parecía que nunca llegaba el momento de hacerme cargo de él. A raíz del coronavirus mi marido y yo empezamos a ir a Sant Miquel porque no queríamos que mi padre fuera solo. Aprendimos el manejo del molino, lo arreglamos y mi padre pudo ver que éramos capaces de llevarlo adelante. A partir de entonces no hemos dejado de ir.
El molino se construyó hace más de 80 años por el tío de tu padre Antonio Escandell. Estaba situado en el pueblo de Sant Miquel, en Sa Font d’es Tur. A finales de la década del 50, el molino cambió su ubicación por la actual. ¿Cuál fue el motivo?
En la década del 50 la fuerza del agua que corría hasta la Font d’es Tur empezó a disminuir, lo que motivó que la familia tuviera que trasladar el molino al centro de Sant Miquel (su ubicación actual – Carrer d’Eivissa nº 9), pero como inicialmente no había luz en el pueblo, lo pusieron en funcionamiento con gasoil. Con la llegada de la electricidad, el molino comenzó a funcionar con energía eléctrica.
Se trata de un molino de piedras tradicional para moler grano y convertirlo en harina. ¿Nos puedes explicar cómo funciona?
El molino tiene básicamente tres partes. La primera, se denomina “sa tremuja”, que es donde se deposita el grano a moler. La segunda parte, está compuesta por el elevador que lleva el grano directamente entre las dos piedras, una que está fija y la otra que es giratoria, que hace que triture el grano y empiece a salir la harina (que según la regulación que se establezca lo convierten en harina más o menos fina). Finalmente, de entre las piedras la harina pasa a través de un conducto, que es la última parte, y cae directamente al saco de harina.
En aquella época mantener el molino activo suponía trabajar noche y día, pero era un negocio rentable para la familia, ¿verdad?
Durante esos tiempos, se atendía a los payeses que necesitaban moler su grano para elaborar su propio pan y para dar de comer a los animales (que necesitan que el grano fuera solo triturado). Por suerte mi padre me cuenta que siempre había cola de gente esperando, y la actividad era suficientemente rentable como para mantener a la familia.
Con la llegada de los años 70 y el boom turístico ¿Cómo afectó a los molineros esta nueva situación?
La llegada del turismo significó una importante bajada de la actividad del oficio. Muchos migraron del campo a la hostelería. Incluso mi padre decidió dejar el molino en manos de su suegro (Vicent Escandell) para dedicarse a ser chófer de autocar durante 17 años.
Según sabemos, en los años 90 tu padre dejó finalmente el autocar para retomar la actividad del molino. ¿Cuál fue el motivo? ¿Recuerdas cómo fue ese retorno?
Cuando mi abuelo se hizo mayor, mi padre decidió volvió a coger el molino. Poco a poco empezó a moler para los hornos. El primero que decidió volver a hacer el pan como antiguamente se hacía fue el horno Can Covas y detrás de él vinieron otros.
¿Cuál es la diferencia, respecto a calidad, de moler trigo de forma artesanal y hacer “pan de verdad, como el de antes” a los demás panes industrializados?
La principal diferencia es que las otras harinas están muy refinadas y algunas tratadas, por eso, cuando haces pan con este tipo de materia prima, al día siguiente esta duro. En cambio, como nuestra harina no lleva ningún tipo de tratamiento y es natural, el resultado es un pan payés que te puede durar perfectamente entre cinco y seis días.
Hasta el 2021, el trigo de xeixa se llevaba a un molino de harina de piedras de Valencia para moler. Actualmente, las cosechas de trigo de xeixa se pueden moler en Eivissa en vuestro molino. ¿Cierto?
Efectivamente, hasta la campaña 2020/21, el trigo de xeixa se tenía que llevar a un molino de harina de piedras de Valencia. Justamente en 2021 logramos que nuestro molino de Sant Miquel disponga de registro sanitario, para poder garantizar la seguridad alimentaria. Esto permitió que las nuevas cosechas de trigo se pueden ahora moler aquí en Eivissa. Esto también lo agradecen los hornos acogidos al proyecto de recuperación de trigo de xeixa y todo lo que significa volver a recuperar la harina obtenida de forma artesanal, como se ha hecho durante miles de años en el Mediterráneo. Para este 2022 se espera que la cosecha de trigo de xeixa sea muy buena. Además, otra buena noticia es que ya la está pidiendo mucha gente.
¿Qué supone para vosotros recuperar una variedad ibicenca y un sabor tradicional?
Como te decía, en el año 2019 el Consell Insular d’Eivissa inició una campaña para recuperar el trigo de xeixa, con la participación de la Asociación de Panaderos y Pasteleros de la Pimeef y de la Cooperativa de Santa Eulària des Riu. Los hornos que participan son: Can Coves, Can Blay, Can Bufí, Can Noguera, Gatzara, Samos Deli, Es Brot y Es Raconet.
Recuperar este trigo blando, además de significar revalorizar una variedad tradicional, también significa recuperar un sabor auténtico, que crea empleo y un producto diferenciado. Todos salimos ganando, campesinos, molineros y panaderos. El cultivo de cereales significa también luchar contra el abandono del secano y contra los incendios.
Desde los años treinta del siglo pasado, tu familia se ha hecho cargo del molino. Seguro que tienes muchas anécdotas que rondan alrededor del mismo. ¿Puedes compartir algún recuerdo especial que tengas de tu infancia?
Tengo bonitos recuerdos, lo que más recuerdo y con mucho cariño es cuando venían los payeses con sus carros, las mulas y los caballos. En Sant Miquel estaba Marc el herrero, y mientras los payeses esperaban a que se moliera el grano, aprovechan para que Marc les pusiera las herraduras a sus caballos.
Dicen que las crisis siempre traen nuevas oportunidades y abren puertas… ¿Cómo convenciste a tu padre para que finalmente “soltase” su molino?
Como te comentaba al principio de la entrevista, con la llegada de la pandemia, comenzamos a ir al molino y mi padre nos enseñó su funcionamiento. Poco a poco se dio cuenta de que podíamos hacer bien el trabajo, y se convenció de que no era cierto esto de que no “era un trabajo para mujeres”… y que sí puedo hacerlo.
¿Qué planes de futuro tenéis?
Este año comenzaremos a introducirnos en algunos supermercados de San Miguel, Santa Gertrudis, la Cooperativa de San Antonio y la de Santa Eulalia. Igualmente, no soy del tipo de personas que miren las cosas a largo plazo, soy más del presente, del día a día. Me gusta tener los pies en el suelo.
Muchísimas gracias Lina por esta interesante entrevista y compartir lo que estáis viviendo con nosotros. Los que amamos esta isla valoramos y agradecemos que se apueste por recuperar la cultura y las tradiciones eivissencas.
* Fotografía de la imagen destacada de este artículo de Giuseppe Concas – IG @giconcas