Nunca me han gustado los fuegos artificiales, aunque reconozco que hay unos momentos espectaculares. Son momentos pasivos, donde solo me quedo inmóvil ante lo que sucede. Empieza y acaba según alguien lo decidió y, después de todo, me quedo atronado en el vacío del fin.
Así hay muchas terapias. Con el fin de que la persona sienta resultados inmediatos, se hacen mil técnicas, malabares y trucos. Y sí, la persona se engancha con un rol semi-pasivo,donde espera que cada día suceda algo. Y, cuando acaba, no hay nada integrado.
Así hemos pasado de los procesos y terapias de profundidad y cambio sustancial, a la búsqueda de la rapidez y de lo más objetivo-consciente. Nos convertimos más en “solucionadores” de problemas directos, que en acompañantes al cambio profundo; en satisfacer a la parte mental que nos dice “si te pago, quiero que pase algo en mi beneficio que pueda comprobar en este momento”.
Ese «algo» lo evalúa desde dos lugares: su parte consciente y razonable, y a través de su mundo conocido (de lo que es capaz de percibir hasta la fecha). Justo ese es el cambio que más me/te interesa:
1) Trabajar áreas que no son solo conscientes ni razonadas, superando así las barreras de los pensamientos más habituales: es que no puedo, es que soy (o no soy)… Explorar que somos más de aquellas partes a las que llegamos con nuestra mente “pensante”.
2) Ampliar nuestro sistema de percepción. Qué pena quien para saborear un rayo de sol sólo lo puede hacer en el atardecer más espectacular, perdiéndose el sol diario. Debemos adquirir el compromiso de percibir a más niveles, de sentir y apreciar más allá de lo que hoy conocemos y, especialmente, en dimensiones más pequeñas.
En los procesos de desarrollo personal, la mayoría de las veces, lo que percibimos como el «ajá» de la razón, el «sí, sí, esto es», es pintura de brocha gorda. La pincelada más sutil, esa que hace arte, tiene que ver con entrenar lo que hay más allá.
Por ello, si vas a comenzar un proceso, necesitas tener la confianza suficiente en la persona que te acompaña como para seguir cuando aún no percibes y tú, tener el compromiso activo, firme y constante, de trabajar para desarrollar nuevas formas y más sutiles de apreciar el nuevo mundo de tu vida.
Rubén Fornell
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