«El cuerpo sabe»
Cinco son las vértebras lumbares que junto con las sacras resisten el peso de nuestro cuerpo y no sólo a nivel físico sino también psíquico y emocional. A nivel anatómico la curva lumbar forma una lordosis que aumenta la resistencia del raquis. Los cuerpos de las lumbares son especialmente grandes y las apófisis espinosas robustas. A nivel simbólico representan la base de nuestra estructura, lo que sostiene al resto.
Muchas disfunciones en el rango y capacidad del movimiento y dolores de la zona lumbar están muy en relación con problemas digestivos, renales y respiratorios. Estos problemas pueden afectar como efecto secundario a nuestras cervicales, cintura escapular y hombros, incluso llegando a provocar dolores de cabeza y/o migrañas. Nervios cráneo-cervicales como el neumogástrico o el frénico conectan nuestro cerebro con el sistema respiratorio, digestivo y urogenital. También a nivel neuroquímico, el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal conecta órganos como riñón y corazón con nuestro cerebro. Así que un estrés o una mala gestión emocional como el miedo, pueden provocar dolor lumbar, por agotamiento físico y psíquico, y/o un gasto cardíaco excesivo con efectos como la hipertensión.
L1-L2: dolores en zona de ingle, la cadera, hueso ilíaco o genitales son afectados por un problema lumbar, a través de los nervios del plexo lumbar tales como el N. Iliohipogástrico, Ilioinguinal, genitofemoral o femorocutáneo. A este nivel, la función respiratoria también podría afectar a nuestras vértebras lumbares a través de los pilares del diafragma, y de aquí directamente a nuestro intestino delgado (yeyuno duodenal) por medio del ligamento de Treiz.
L3: la vértebra del equilibrio, con sus grandes apófisis transversas, como si de un equilibrista se tratase. Es de vital importancia a nivel postural, guarda la posición de nuestras líneas centrales de gravedad y es la piedra clave (dovela central ) que mantendría el arco lumbar. Al mismo tiempo es un punto de debilidad de la columna lumbar. Es el centro de la víscero motricidad como D4 lo es de la vaso motricidad. El psoas es el gran músculo lumbar por excelencia que junto al cuadrado lumbar, protegen e influyen en la motilidad de los riñones e intestino grueso. Por su inserción en el trocánter menor del fémur y por su amistad con el nervio femoral con el cual viaja hacia el miembro inferior, siempre tenemos que tener en cuenta afecciones viscerales (de órganos como el riñón, colon, sistema urogenital) con problemas en la cadera, ingles,…
L4–L5: estas vértebras son las que más presiones soportan de toda la columna vertebral y se encuentran directamente relacionadas con la pelvis a través de los ligamentos iliolumbares. Esto provoca que cualquier disfunción pélvica implique una disfunción de este segmento y, en consecuencia, una alteración de los discos intervertebrales situados entre L4 y S1.
Muchos dolores lumbares tienen causa en el aparato digestivo dando como efecto inflamación intestinal, problemas de colon, estreñimiento, etc. La visión osteopática de la salud nos lleva a ver el cuerpo como una totalidad donde nada funciona de forma aislada, yendo a la causa y origen del “problema”, entendiendo que en el cuerpo nada funciona mal y que la salud jamás se pierde.
Florencia De Gaetano Álvarez y Santigo Úbeda
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